viernes, 14 de septiembre de 2012

Adaptándonos al “e-book” como futura herramienta de aprendizaje en época de crisis

Se ha publicado la Revista Nº7 CYL Digital (ISSN 2174-6109) del Observatorio Regional de la Sociedad de la Información (ORSI). En la página 10-11 ha un artículo escrito por mí a cerca de necesidad de adaptación al formato digital de la industria del libro, para el uso en el aula como mejora del proceso de enseñanza-aprendizaje.


Pues sí, parece que con esto de la crisis y la subida del IVA, los e-book no se van a librar de esta novedad. Eso ha comentado la Comisión Europea que ha dicho que los e-book tienen que llevar el gravamen de 18% (un 21% a partir de Septiembre en España) por el hecho de ser considerados un servicio, no los engloban en cultura como los libros, que tienen un IVA superreducido (4%). La legislación comunitaria considera que un libro electrónico y un libro en papel no son la misma cosa. El primero sería un servicio, de ahí que su IVA sea superior. Esa es una de las razones por las que  en algunos casos, el precio de los e-book se acerca al de los libros en papel, algo mal visto por los consumidores pues los costes de producción de un libro electrónico son muy inferiores a los del libro en papel.
La industria del Libro electrónico ha crecido enormemente desde 2009, un dato importante a destacar es que en 2011 tuvo una facturación de 72,90 millones de euros[1] todo ello llevado al hecho de que los costes de producción son muy diferentes entre uno y otro, hace crear crispación entre estos dos sectores.

Otro dato relevante a destacar, es el que extraemos del informe de la Federación de Gremios de Editores de España, en el que nos dice qué dispositivos prefieren los españoles para leer libros electrónicos. El 74,1% de los e-books que se han comercializado en España han sido para ordenador, el 17,8% para e-readers y un 1,8% para tabletas. ¿Estamos aquí ante un nuevo nicho de mercado? ¿Qué podemos hacer para potenciar el uso, “fabricación” y distribución? ¿Llevaría esto a la quiebra al sector editorial tradicional? En este punto, y como ya he mencionado en otras ocasiones,  el “e-book ha llegado para quedarse”, ahora la palabra en la que hay que pensar es en adaptación.

Tras esta situación de partida, añadimos que el actual Ministro de Educación José Ignacio Wert, ha afirmado que el libro digital tiene que ser la base del desarrollo del sector editorial[2] y añade que “cualquier vacilación o retraso” en adaptarse al cambio puede llevar un “riesgo importante”. Hay que ser conscientes de que esta situación de crisis y el devenir del futuro de la lectura, ahora ya en digital, exigen a este sector un arrojo de adaptación en el que el Ministerio está "dispuesto a acompañarles" en la medida de sus posibilidades. "Se trata de aprovechar la crisis como una oportunidad".

Pero llegados a este punto, nos vemos en la necesidad de precisar qué es un lector digital. En este sentido, vamos a tener en cuenta a José Antonio Millán, profesional de la edición desde 1977[3] que lo define como aquella persona que lee en pantalla, sea cual sea su dispositivo de lectura. Es decir, teniendo en cuenta que prácticamente en todas las casas de España hay un ordenador, que en 2011 un 71%[4] de los usuarios de móvil tiene Smartphone, podemos decir que un altísimo porcentaje de la población ha leído o lee en dispositivos móviles o en pantallas con cierta regularidad.

Por otro lado y en primer lugar, siempre ha habido críticas y gente que se sitúa en contra de esta “no tan nueva” modalidad de lectura, que van encaminadas a los problemas que puede acarrear a la vista por el tema del cansancio visual derivado de la iluminación y brillos. Pero ahora, un altísimo porcentaje de los e-readers no disponen de luz en la pantalla, se lee con la luz ambiental, es decir que la “tinta digital” no siempre es perjudicial, lo perjudicial se podría vincular al tema de la iluminación de la herramienta que se esté utilizando. Pero en mi caso, hablando desde el punto de vista de lectora digital, aprecio más una buena resolución en la pantalla que el hecho de que la iluminación de la pantalla sea interna o proceda de una fuente externa.  En segundo lugar, otra de las limitaciones que nos cuenta Millán es el hecho de que cuando compras un e-book, no adquieres el libro en sí, sino una licencia para leerlo en determinado aparato.

Hasta aquí, mi objetivo era hablar de la situación de los e-books cuantitativamente, mencionando sus contradicciones. Pero el quid de la cuestión, en este caso,  es la vinculación que esta situación tiene para la educación. En España, ahora mismo, tenemos la cultura del libro de texto como apoyo a la enseñanza, me atrevo a decir que no es apoyo, sino uso y seguimiento al -casi- 100% (al menos en el ámbito preuniversitario) lo que convierte al libro de texto en algo primordial y esencial, con ese acarreo de dinero que todos los padres y madres de familia tienen que gastar todos los Septiembre de cada año desde que sus hijos tienen 3 años hasta los 21.  Hoy por hoy, los libros de textos y el material escolar tienen un gravamen del 4% y aun así tienen un precio excesivo para las familias, que se gastan aproximadamente 306 euros por hijo[5]. Pero eso este año va a cambiar, porque el material escolar, exceptuando los libros de texto, cuadernillos de caligrafía y de vacaciones, los blocs de dibujo, los mapas y los álbumes[6] van a llevar el 21% de I.V.A, una subida considerable de 17 puntos.

A esta necesidad de adaptación y cambio, unida a la obligación de enseñar a nuestros alumnos en la competencia digital y unida además, a las mejoras que se producen en el proceso de enseñanza-aprendizaje, demostrable en un estudio con Libros digitales de EducaLine, del equipo de Pere Marques (DIM-UAB) en el que obtienen resultados como que más del 80% del profesorado considera que mejora la memoria visual, facilita la individualización y el trabajo autónomo de los estudiantes, el  desarrollo de la imaginación y la creatividad, mejora la realización de  experimentos, la evaluación continua, trabaja las “inteligencias múltiples”, facilita la enseñanza, el aprendizaje y el logro de los objetivos educativos, aumentando la satisfacción, motivación y autoestima docente [7];  considero que llevar el e-textbook al aula puede ser muy productivo para la educación del siglo XXI.

En resumen y para finalizar, los motivos derivados del bajo costo de creación de un e-book, unido al ineludible cambio que está sucediendo a nivel social en la lectura, más la necesidad de enseñar en la competencia digital y las demostrables mejoras en determinados aspectos del aprendizaje, considero que sería muy productivo llevar los e-books al aula para optimizar los procesos de enseñanza-aprendizaje. El primer problema que le encuentro a la incorporación de estas herramientas al aula es, el ser considerados un servicio y por ende, llevar un gravamen  – a partir de Septiembre- del 21%, porque si se considerara un porcentaje de I.V.A como el de los libros de texto (4%) unido al bajo coste de producción, la vuelta al cole de las familias no se complicaría tanto, porque la cesta de la compra sería más barata. Y el segundo problema que veo, va unido a las licencias. Los e-textbook, al igual que cualquier e-book, te da una licencia de uso en tu dispositivo, ¿qué pasaría en este caso con las licencias de los e-textbook? ¿Qué pasaría, por ejemplo, con las familias en las que tienen dos hijos que tengan diferencia de edad de 2 años? ¿No podría utilizar el más pequeño el mismo e-textbook que su hermano mayor? ¿Habría que comprar una licencia más? ¿Con el mismo coste? Estas son unas preguntas que deberían solucionarse para una mejora total de la experiencia en el uso de estos dispositivos en el aula y para en definitiva, hacerle más fácil la vida al usuario, que es finalmente, el que va a determinar si esa herramienta va a seguir ahí, o por el contrario, tienen que revocar este uso debido a las dificultades que desprende su utilización. En ese caso, es mejor que “nos quedemos como estamos”.

Ya sabemos que estas herramientas no son la panacea en la educación y por lo tanto no lo son los e-textbook, pero es posible que llevados al aula, consigan llevar a un cambio que, programado con cautela y apoyo por parte de la comunidad educativa, logre dar unos resultados satisfactorios para todos.


BIBLIOGRAFÍA

-    Grupo de trabajo del libro electrónico (2010). El libro electrónico. En Línea en http://www.mcu.es/libro/docs/MC/Observatorio/pdf/LIBRO_ELECTRONICO_2010.pdf [Consulta 20/07/2012]
- Martín Hernández, S. (2012). E-textbook Vs Libro de texto: porqués y problemática. Boletín SCOPEO Nº64. En línea: http://scopeo.usal.es/node/2458 [Consulta: 20/07/2012]
- Ministerio de Educación (2010). Análisis sectorial del libro. Panorámica de la edición española de libros 2010. 83-96. En línea en http://www.calameo.com/read/000075335b459ef70901e [Consulta: 20/07/2012]


[1] http://www.antena3.com/noticias/tecnologia/ticbeat/ebook-factura-espana-7290-millones-euros_2012070300189.html
[2] http://www.expansion.com/agencia/europa_press/2012/07/04/20120704134226.html
[3]  http://jamillan.com/currculu.htm#Actividad
[4] https://retelur.wordpress.com/2011/12/02/smartphones-y-tablets-cambiando-los-habitos-de-los-espanoles/
[5] http://www.diariodenavarra.es/noticias/navarra/mas_navarra/cada_familia_gasta_por_hijo_vuelta_cole_una_media_306_euros.html
[6] http://economia.elpais.com/economia/2012/07/19/actualidad/1342722078_678002.html
[7] http://peremarques.net/educaline/index.htm

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